Quiero desear que me dediques una sonrisa, para poder derretirme con ella y desear decírtelo una vez más. Quiero que tu rostro se ilumine con mi voz, para intentar hacerte la persona más feliz del universo con mispalabras. Quiero repetirte hasta la saciedad que te amo más que nada.
Es un día contigo.
Las gotas golpean
Ruidosas con el viento.
Minutos y miradas
Momentos del destino,
Corazones que palpitan
Junto al ardiente fuego,
Mientras mis palabras
Ya no son un juego.
Cristales empañados,
Que escudriñan acertijos,
A la espera de lo imposible,
Aspirando lo inalcanzable.
Segundos de una tarde
A donde retornan,
Inmortales, mis anhelos.
Esperando siempre tenerte,
Deseando siempre amarte,
Queriendo sólo ser tuya,
Y jamás perderte.
Pretendiendo apasionarte,
Intentando no ambicionarte,
Para poder así soñarte
En los suspiros de mi lecho,
En los que, de hecho,
Rondas mi duerme vela
Donde a la luz de una espera.
Adornada por la oscuridad,
La acompaña tu mirada
En dulces recuerdos,
Cómplices de mis pensamientos,
Guardianes eternos
De mi amor y voluntad.
Pero las galopantes horas
Colgando de un reloj,
Escolta el tiempo, sombrío,
De llantos de nubes
Oscuras que nos arropan
Desde un cielo apagado
Que llora por codiciar,
Amores que no tiene
Y que otros aman sin meritar.
El tic tac de las horas
Llega siempre, certero,
Con el momento odiado,
Con la hora de la marcha
Con un adiós pausado
De un rítmico
“Te quiero”.
Se te destroza el alma, y miles de pedazos rotos vuelan hacia tu corazón, como si de pequeñas piezas de cristal afiladas se trataran. Y ahí se clavan, desangrando gota a gota tu ser, y mellando poco a poco tus sueños y esperanzas…
Cuando te das cuenta es tarde. Nada te hace sonreír como antes, sino lo haces para que las personas de tu alrededor, las únicas que te han apoyado y de verdad han estado contigo, no se sientan mal, pues realmente no quieres causarles ese dolor. Finges diversión e ilusión, pero realmente si es por ti, el mundo podría dejar de girar por esas cosas y hacerlo por pura inercia: nada cambiaria, pues el movimiento no afecta a tus días, cada uno igual al anterior, inertes y aburridos, pesados y tristes...
El cielo puede tener cualquier color, que sus soleadas mañanas no te dicen nada bueno, al igual que nada triste te inspiran sus apagadas tardes grises. ¿Y qué más da? Si una mañana es una mañana más y una tarde es más de lo mismo, solo son días y horas, minutos y segundos, que pasan sin que nada haga que de veras tus ojos brillen una vez más, repletos de quimeras y ficciones que hacen que tu alma sienta un arcoíris bailando dentro de sí.
Y la melancolía asalta tu espíritu y te hace llorar de nuevo, en silencio, desde que encuentras un hueco para hacerlo en tu soledad, sin sospechar que eso hace sangrar más aún tu corazón. Pues es la nostalgia de aquellos días, en los que eras capaz de ser una persona más, que podía disfrutar con los suyos los pequeños buenos momentos que da la vida, sin perder las gotas carmesís de su pecho, hacen que la trasparencia que nos quedaba con ellos, transformados en lagrimas, nos procuren la muerte menos agónica de nuestra alma.
Sonreímos, comienza a enlutarse el cielo. Las estrellas aún son tímidas, pero el astro nocturno las invita a pasear. Nosotros, ya sabemos lo que nos espera, mientras el humo cítrico que inhalamos invade el ambiente. Así ya estamos listos, preparados para la velada, mientras el placer de la vida inunda nuestros corazones. Juntos, la diversión está garantizada.